martes, 6 de abril de 2010

Uff...Sashiburii!!

Ya llevo un tiempo sin escribir aquí, pero me niego a no continuar, ya que algún dia leeré todo lo que he escrito y me reiré de mí mismo. XD
Estoy de vacaciones, oficialmente. Ya llevo media semana festiva sin parar casi por casa (una vez conseguida mi libertad condicional, habrá que disfrutarla). Y estos dias han sido jornadas de reflexión mental y espiritual. Vamos que me ha dado por rayarme la bola.
Me he dado cuenta de que muchas cosas que hago, las hago para aparentar. Es decir, para quedar bien. Soy consciente de los caminos que tomo y de las consecuencias que pueden acarrear, y hasta el momento me ha ido bien. Eso quiere decir que soy capaz de elegir las opciones que más me benefician o que eligo las que menos me perjudican. Esa es la razón de que por fin goce de un poco más de libertad parental. Soy lo que las personas mayores con hijos llaman "responsable", aunque no me gusta ese término. Me gusta más autoproclamarme "consciente de mi mismo".
De otra cosa que me he dado cuenta es de que, al contrario de lo que voy diciendo por ahí, no soy inmortal. Soy otro humano más. Tengo sentimientos y puedo sufrir por éstos. Pero la práctica hace maestros y estoy aprendiendo a controlarlos y olvidarlos.
Estoy hablando del amor. Esa reacción química que nos obliga a sentirse atraidos por otras personas. Yo he conseguido, de momento, mantenerme firme al respecto y no dejar que me domine, pues estaria perdiendo un poco de mi libertad. Y eso es algo que nunca voy a permitir que me quiten.
Una relación amorosa no es la suma de dos personas, sino la suma de dos mitades, ¿me equivoco? Pues por esta regla de tres, el amor nos convierte en personas incompletas e inútiles, necesitadas de una sola mitad. Ésa es la creencia de la sociedad actual que no voy a dejar que influya en mí, pues otra cosa que he aprendido es que no existen las buenas influencias, todas las influencias son malas.